Acerca de Butlerfontforge
Las semillas de todos mis diseños tipográficos por ordenador se plantaron a finales de los años noventa en los salones sagrados de una de las mayores editoriales del mundo, McGraw-Hill, donde, como arquitecto prominente, fui autor de cinco gruesos libros sobre ingeniería arquitectónica. Esta labor requería muchas letras y símbolos que, para simplificar mi trabajo, quería en un tipo de letra "maestro" -pero al no encontrar ninguno, creé uno. Dentro de los parámetros de la base de datos digital estándar de un tipo de letra de ordenador, de unas 220 celdas, creé un fuente que incluía todos los caracteres que aparecían en las 3.620 páginas de estos cinco libros superventas.
Después, exultante de éxito y disfrutando de sustanciosos cheques por derechos de autor, fundé una empresa llamada BuFontForge y creé todo tipo de tipos de letra por obligación, placer y posible beneficio. Una vez más, desdeñé la base de datos digital estándar de un tipo de ordenador, esta vez porque era inadmisiblemente deficiente:
- Excluía muchos símbolos científicos que conocía de mi trabajo en McGraw-Hill.
- Excluía muchas letras que aparecen en las lenguas variantes del inglés en todo el mundo.
- Incluía muchos caracteres obsoletos que ya nadie utiliza.
- Incluía unas 66 letras diacríticas -casi un tercio de su base de datos-, cuando en las lenguas variantes del inglés de todo el mundo aparecen más de 400 letras diacríticas.
Maldita sea la costumbre: ¡éste era un expediente que había que revisar! ¿Quién sino yo? En primer lugar, a partir de las 66 letras diacríticas de un tipo de letra estándar, eliminé la letra que había debajo de cada diacrítico para crear un diacrítico colgante, 28 en total, cada uno de los cuales podía añadirse a cualquier letra, lo que incluía escribir las 400 letras diacríticas citadas anteriormente. Luego, a partir de esta base de datos, eliminé las letras diacríticas y los caracteres obsoletos y añadí los diacríticos colgantes, las letras variantes del inglés que faltaban,
casi el 60 símbolos científicos comunes, y una docena de iconos populares como estrellas de clasificación y marcas de verificación. Así pues, este invento no es más grande que un pimiento -
el diacrítico colgante- permite que un elenco de medio millar de personajes actúe en un escenario antiguo de ocho bits sin ningún otro tipo de atrezzo digital. Ningún otro tipo de letra estándar tiene tantos caracteres como éste.
Este ensamblaje superior de letras -el Global Format™- puede ser el avance más profundo de la tipografía en cuarenta años. Dentro de sus parámetros digitales he diseñado
serif caras,
con gracias acampanadas caras,
semisanos caras,
sans-serif caras,
rotulación arquitectónica a mano caras, y otros estilos, cada uno de los cuales sería inmensamente beneficioso para:
- Miles de millones de usuarios de ordenador de todo el mundo que quieren escribir palabras como Lech Wal-e˛sä, pino piñon y unidad Ångström, es más, todas las letras que aparecen en más de 80 idiomas de todo el mundo con variantes del inglés, con menos pulsaciones y sin otros tipos de letra.
- Científicos y todos sus parientes eruditos, desde contables hasta zoólogos, que quieren teclear una flecha o un ángulo, una escala o un gráfico, una fracción o un florón, y docenas de otros símbolos familiares que nunca aparecen en las caras estándar.
- Empresas de todo el mundo que fabrican productos o prestan servicios cuyas actividades implican comunicación multilingüe.
- Editores de periódicos, revistas y libros que describen temas internacionales o tienen un público internacional, así como impresores de tales obras.
Pero mis tipos de letra no sólo poseen las mejores letras, sino que sus formas son tan seductoramente sencillas como los muebles Shaker. Desde la raíz hasta la pluma, estos dos rasgos están entrelazados, conjuntados; y así acoplados, cada ejemplar tiene un corazón musculoso y un rostro encantador. Como imprimátur de su pulcritud, aquí dice el
Enciclopedia Británica: "La tipografía no tiene como primer objeto el ornamento, sino la utilidad. Un impresor nunca debe distraer, ni siquiera con la belleza, al lector de su texto". Cuida esto como sientas las manos ante las teclas.
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