Árbol del abecedario - La letra R
La letra R es un personaje más excepcional de lo que parece a primera vista. No es una P con cola ni una B con la cazoleta rota; cuando se dibuja correctamente, la R es rica en detalles sutiles y proporciones delicadas. Puede ser la letra más difícil de crear para los diseñadores tipográficos, y la más gratificante.
En la Piedra de Rosetta hay un jeroglífico egipcio que representa el sonido consonántico de la R. El símbolo se llama "ro" y se dibujó en forma de boca. En la escritura hierática, el símbolo se alargó hasta adoptar la forma de una cápsula.
El signo fenicio para el sonido r se llamaba "resh", que significa cabeza. Resh no tenía ningún parecido con la ro egipcia; en el alfabeto fenicio se representaba mediante lo que suponemos que era una simple representación de un perfil humano orientado hacia la izquierda.
Hacia el 900 a.C., los griegos habían adaptado la letra fenicia y la llamaron "rho". Los griegos invirtieron la orientación del perfil de la cabeza hacia la izquierda, lo que podría considerarse un paso en la dirección correcta hacia la creación de la R. Pero también convirtieron la curva de la cara en una forma angular. Con el tiempo, la curva se restauró y la letra acabó pareciéndose mucho a nuestra P.
Los romanos tomaron prestado el alfabeto de los griegos a través de los etruscos, añadiendo un apéndice corto y oblicuo bajo la cazoleta. Viendo la ventaja de diferenciar la R de la P, los romanos alargaron aún más el trazo achaparrado hasta convertirlo en una cola grácil y delicadamente curvada, que sigue siendo el rasgo característico de nuestra R moderna.
La letra R se denomina a veces "letra canina". En latín, la forma en que los hablantes entonaban la R sonaba como el gruñido de un perro. William Shakespeare incluso se refirió a esta letra en su obra Romeo y Julieta (Acto 2, escena 4), cuando la nodriza de Julieta llama a la letra R "el nombre del perro".
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