Gotham es un guiño a la atractiva y discreta tipografía de la ciudad. Nueva York está repleta de este tipo de letras, letras sin gracias hechas a mano que comparten una estructura subyacente común, una idea de ingeniería de "letras básicas" que trasciende tanto las características de sus materiales como los manierismos de sus creadores. Son los números de bronce fundido que dan autoridad a los portales de las oficinas y las marcas en las piedras angulares cuyo estilo neutro y ecuánime desafía el paso del tiempo. Son los letreros de neón que adornan licorerías y farmacias, y los nombres de los propietarios pintados en los camiones de reparto. Estas letras son sencillas e innegociables, pero poseen una gran personalidad (y a menudo están hechas por expertos). Y aunque los diseñadores han convivido con ellas durante más de medio siglo, sorprendentemente no se recuperaron hasta el año 2000, cuando presentamos Gotham.

Cada año, Pentagram elige doce tipos de letra muy apreciados para su icónico Calendario Pentagram. Tradicionalmente, el calendario incluye obras de tipógrafos de ayer y de hoy, desde estándares atemporales como Garamond y Bodoni hasta clásicos modernos como Knockout y Gotham. En 2006, Pentagram rompió con la tradición y seleccionó doce tipos de letra de un mismo diseñador: H&Co, que creó quince originales fuentes para el calendario y bautizó la entrañable colección con el nombre de "Numbers". 

El estilo de la letra de Agrimensor se inspiró en las propiedades materiales del grabado en cobre y en las necesidades cartográficas de principios del siglo XIX. Una letra de proporciones compactas, delicadas gracias y una cursiva sinuosa diseñada para seguir ríos y costas, invitaba a infinitas variaciones para ayudar a distinguir diferentes tipos de datos. Un mapa que utilizaba la cursiva para los ríos y canales podía emplear la romana para las iglesias y pueblos, las minúsculas para las bahías y puertos, y un gran arco de mayúsculas cursivas para los nombres de los océanos. Pulgada por pulgada, pocas cosas han igualado a los mapas grabados en cuanto a la densidad de su información, la variedad de su vocabulario tipográfico o su puro deleite visual.