Me siento afortunado de haberme tropezado con el diseño tipográfico hace unos veinte años; qué gran mezcla de arte y comercio. Parece que me atraen los proyectos creativos que tienen un sentido práctico inherente; la cerámica, la construcción de todo tipo de cosas y, por supuesto, el diseño gráfico, que es prácticamente todo sentido práctico, pero el diseño tipográfico sigue siendo para mí la empresa creativa "práctica" por excelencia.
Empecé a trabajar como diseñador gráfico en Los Ángeles a principios de los años 90, y he continuado realizando principalmente trabajos de diseño web y publicidad a medida que he ido ampliando la biblioteca de
Aerotype. He reunido un grupo bastante ecléctico de fuentes a lo largo de los años; algunos de los fuentes que he diseñado fueron inspirados o creados para proyectos en los que he trabajado. Otros parecen haber surgido por sí solos. En los últimos años he trabajado más que nunca con el pincel y el bolígrafo. El bolígrafo es un reto constante para mí, es un campo que me divierte porque hay mucho espacio para crecer.
Al fin y al cabo, lo mejor del diseño tipográfico es la sensación de colaboración silenciosa con el diseñador o el director artístico que utiliza tu fuente como parte de su proyecto, es todo un honor.
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