Árbol del abecedario - Las letras I y J
Las letras I y J
Las letras I y J se suceden en el alfabeto y se parecen mucho. Por eso, no es de extrañar que la novena y la décima letras tengan el mismo origen.
El antepasado fenicio de nuestro actual yo era un signo llamado "yodh", que significa "mano". Se remonta al jeroglífico egipcio que representa un brazo y una mano.
El símbolo fenicio original evolucionó con el tiempo hacia una forma de zigzag que acabaron adoptando los griegos. Los griegos solían simplificar los símbolos que tomaban prestados, y la yodh no fue una excepción. Tal y como lo utilizaron los griegos, el zigzag acabó convirtiéndose en una simple línea vertical. Los griegos también cambiaron el nombre de la letra por "iota".
Iota era la letra más pequeña del alfabeto griego y, como tal, ha pasado a significar "una cantidad muy pequeña". La palabra "jot" también deriva (a través del latín) del griego iota, y suele referirse a una pequeña nota o marca.
Al igual que la G y la F, la letra I se tomó su tiempo para decidir qué sonido representaba. Los fenicios la utilizaban como semivocal, como la "y" de toy. Cuando los griegos adoptaron la I hacia el 900 a.C., la utilizaron para representar el sonido vocálico de la "ee" larga. Posteriormente, en el latín primitivo, la I representaba tanto la vocal "i" como la semivocal "y".
Tanto la I como la J eran utilizadas indistintamente por los escribas para expresar el sonido tanto de la vocal como de la consonante. No fue hasta 1524 cuando Gian Giorgio Trissino, gramático italiano del Renacimiento conocido como el padre de la letra J, estableció una clara distinción entre ambos sonidos.
Acerca de esos puntos
Los minúsculos carolingios, precursores de nuestro alfabeto minúsculo, se utilizaban en todas las obras jurídicas y literarias para unificar la comunicación entre las distintas regiones del imperio europeo en expansión. Originalmente, la i y la j no llevaban puntos.
El punto, o tilde, aparece por primera vez en manuscritos de alrededor del siglo XI y se utilizaba para distinguir la letra y facilitar la lectura en palabras en las que estaba muy cerca de letras como la n o la m (como en la palabra "mimic"). El punto adoptaba a menudo la forma de una raya. En los manuscritos medievales se acostumbraba a distinguir una I inicial o prominente continuándola por debajo de la línea, y de esta costumbre surgió la diferenciación de las letras i y j. Las dos letras no se consideraban separadas. Las dos letras no se consideraron separadas hasta el siglo XVII.
Como resultado de los estudios de legibilidad de los textos, la empresa Mergenthaler Linotype diseñó varios tipos de letra nuevos en las décadas de 1920 y 1930. Ionic N°5 fue el primero. Chauncey H. Griffith, que acabó convirtiéndose en Vicepresidente de Desarrollo Tipográfico, fue el responsable del diseño.
Concebida específicamente para las publicaciones periódicas de la época, Ionic N°5 fue rápidamente adoptada por editores de periódicos de todo el mundo. En menos de 18 meses, la utilizaban casi 3.000 periódicos. Tras este éxito, a Ionic N°5 le siguieron otras cuatro familias (Textype, Excelsior, Paragon y Opticon). Estos tipos de letra se conocieron como el "grupo de legibilidad" y se utilizaron ampliamente hasta bien entrado el siglo XX.
Casi cien años después del primer lanzamiento de Ionic N°5, Clément Charbonier Bouet y Malou Verlomme, de Monotype, se propusieron revivir el tipo de letra. El resultado es una interpretación contemporánea de los objetivos originales, adaptada a los diseñadores de impresión y digitales del siglo XXI.